El resurgimiento de las cepas patrimoniales en el mercado de los vinos

Históricamente, las grandes empresas son las que tienen mayores posibilidades para expandirse en el mercado. Tienen recursos para producir a escala, para exportar, participar en ruedas de negocios internacionales, acceder a costosas tecnologías y contratación de personal experto; todos requisitos básicos para el crecimiento sostenido en el tiempo.



Sin embargo, son las pequeñas empresas las que hoy en día están marcando la diferencia y el sector vinícola no es ajeno a esta realidad.

Los vinos campesinos elaborados con cepas patrimoniales han resistido desde La Colonia, a pesar de haber sido relegados y considerados rústicos tras la llegada de las cepas denominadas “nobles” en el siglo XIX. Pero, ¿por qué sucede este fenómeno? ¿cómo logran existir después de tanto tiempo y en medio de una cruda competencia en el mercado?

La respuesta es que estas cepas sobrevivieron por siglos a los rigores de un territorio que solo es regado por aguas lluvia, y sus procesos productivos pudieron transmitirse de generación en generación gracias al oficio de las familias campesinas. Esto ha permitido preservar un material vegetal único junto con una forma ancestral de elaboración de vinos, hoy en vías de extinción en la industria vitivinícola mundial. Ello ha llevado a postular al Valle del Itata y su tradición vitivinícola como Patrimonio de la Humanidad ante la Unesco.

Hoy el producto de estas cepas patrimoniales está captando la atención de la crítica internacional y comienza a ser apreciado por los amantes del vino. Por su parte, el Estado ha encabezado una importante iniciativa a través del Instituto de Desarrollo Agropecuario INDAP, implementando una serie de herramientas de apoyo en toda la cadena de valor, asesorías profesionales en el área vitivinícola, plantas de producción, incorporación de tecnología en los procesos de vinificación y, últimamente, la entrega de subsidios para la realización de 20 proyectos de modernización productiva de los vinos campesinos, orientados al desarrollo de etiquetas e imagen corporativa y merchandising, mecanización para la mejora de los procesos enológicos y la habilitación o mejora de las salas de ventas.


Otro eslabón fundamental es la evaluación y posicionamiento de estos vinos en el mundo, es así como surgen iniciativas como el 1er Catad´Or Ancestral WineAwards 2017, un concurso de carácter internacional consagrado a estos productos, a desarrollarse entre el 1 y 4 de diciembre de este año, en el Hotel Radisson Petra de Concepción. El certamen convocará a un jurado de 7 países y podrán participar productores, cooperativas, comerciantes, importadores (facilitadores) de vinos de origen campesino y de pequeños productores de cepas patrimoniales y/o otras cepas elaboradas bajo métodos ancestrales, provenientes de todo el país. 

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